Suponemos el impulso al vacío
dejar este liviano verde
cruzar el lago
asociarse en la blandura de caliza
y allí,
está todo indisoluble.
Suponemos el rebote al vacío
dejar este liviano ángulo
el agua que amamos
y allí,
entre los brillos de la ciudad, concreta
está todo.
Pero el -todo- no exceptúa martirios
y el impulso se supone letal, entonces
ni la muerte
es lo absurdo.
Eduardo
-de Venezuela-