marzo 23, 2016

Dijo: Los dos



En la hora de las caricias, desligarnos al dolor por un mundo incólume de aflicciones y fantasías desunidas. Dejar andar los ojos como el agua por la estrechez de los limados frutos asombrados por viento. Los dos con la obligación de un instante eterno desvistiendo el anhelo, librándolo al que pase, inclemente o inmutable.
No sé por qué con vos saltaría a agitar los árboles detrás de cada lluvia.



Gabriela
-de Argentina-