Llego a tiempo
otorgo las maletas
y como peregrino que soy
me acongojo por los extraños
que se impulsan sin mirarse
aguardando en la estación.
El tren parte y yo saludo un fragmento de mi vida que se marcha.
Inventé que partieran con mis bultos numerosos sufrimientos
todo el pasado.
Mario
-de Perú-