
las manos intentaron moverse en varias trayectorias
y durante un golpe de pujanza venido del allá,
entrelazaron hilos colmados de enigmas
que hacían inmensos círculos, cazando a cualquier presente,
y a su vez, delineando excelsas tarántulas desteñidas y borrachas
en su ambición inestable y aparente.
Hilvanes medrosos, también encomendados para una mañana, por si fuese necesario.
Carlos Julio
-de México-