Escasas hojas verdísimas en las ramas
de uno y otro roble
y el resto un ensueño
paredes de árboles por poco cadáveres
estirados como varas excelsas
a los lados del camino.
¿Cavilará alguien aquí en la ambición
de agua que mane de la piedra?
Tierra rajada, la mica amputando la mandíbula
y la calma del cielo
anunciando borrasca.
Como este extenso atajo hacia la nada
busco eso que torne las cosas a su sitio:
entusiasmarme de estas escasas hojas verdísimas
de estar indigna y cercana al cielo
en un camino de prominencia
de la insolencia de un río en el cual los niños
se empapen los pies, examinando
formas y matices en la arena.
Silvia
-de Argentina-