La luz omitida
concede al lugar un vuelco especial
profundamente solitario.
La oscuridad llega y es consuelo el tributo de su mudez
fundida por confusos matices
atravesada por innegables aromas
que empujan la corriente.
Huelo la racha de mi memoria
y más aún la de los ausentes.
Irene
-de Argentina-
Procacidad,
así eres, y así está bien.
Todo lo bello, atascado de misterio.
Y aunque después me sueñe,
tu breña de maravilla y rebeldía
tan creída al mar que nos roba,
deja naciendo siempre
la soberana dádiva
contradictoria al hastío.
Andrea
-de Argentina-