septiembre 23, 2009

Dijo: Algo en Thyas


¿Algo? Bien, esa palabrita retumba de un lugar a otro de mi cabeza, pensaba cuan indefinido es decir “algo” en determinados momentos. Escribir algo se da a la simple prestancia del gusto de escribir, podría ser un nuevo tratado sobre la relatividad -¿por qué no? pero no ya la relatividad temporal y espacial, sino la que nos abarca, nos convoca, nos desvela- o también un nuevo manifiesto a favor de la libertad de los hombres, pero no uno que refute el que hablaba de un fantasma que recorría la vieja Europa por allá en 1848, sino uno que lo reafirme, y proclame la libertad de amar, aunque, también, la de desafiarnos, ergo, de ser, de buscar, de encontrar, de coquetear con nosotros mismos, no es más que eso, ¿verdad?.
Bien, pero también, me intrigué. “Algo” es un pronombre indefinido que nos designa una cosa que no podemos o no queremos nombrar; (¿qué no podemos nombrar?) además denota cantidad o intensidad indeterminada, o parte de una cosa, es también una aproximación, una expresión con la que advertimos que no debemos despreciar nada, aunque parezca estúpido o insignificante, o también que existen motivos concretos sobre un acaecer, ausencia de sin razón en una eventualidad, en una acción…en fin, “algo”. Y pensaba que la ambigüedad de esta palabra, no manifiesta que yo no haya buscado y no encuentre razón -burda y forzadamente psicológica- en tu búsqueda de “algo” escrito de mi puño y letra -para ser fieles a la exactitud de la realidad, ni puño ni letra, sino de mi mente, y corazón, ya que, esto es un e-mail, se pierde mi identidad, mi puño son dedos marcando teclas, mi letra, intacta en algún bolígrafo no utilizado…mi personalidad disuelta en el estereotipo de la era computacional (en fin, dialéctica y bifurcaciones al extremo…)-

Pero momento, continuemos primero en las mares etimológicas de “algo”. Sinónimos de “algo”: poco, pizca, migaja, pellizco. Mmm, no me convencen, forzados, para nuestra palabrita ¿no?...pero no podemos discutir una convención, ¿recordás el “idioma analítico de John Wilkins”? eso que en palabras de Chesterton dice algo así como: “el hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior de un bolsita salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo".
Antónimos: mucho, abundante…podríamos decir también, “algo” concreto, jaja, y caeríamos en una estúpida redundancia y definición de manuales actuales posmodernos de lengua que explican la definición de -aja, fíjate como empieza a aparecer nuestra palabrita- “algo”, con la misma palabra, a ver: por ejemplo, “indefinición: se dice de algo indefinido. Acción o pensamiento no definido”, una brutal pelotudes, ¿¿¿¿verdad??? ¿Cómo llegamos a la esencia de lo que realmente es algo indefinido?, aja, nuevamente apareció, “algo”.

Quien me exige palabras - amplio ahora si el campo de mis interlocutores imaginarios - podrá -y podrán- notar que me ha metido en un brete importante al decirme, “escríbeme algo”. Entre los viajes de Odiseo perdido, a la par de una fiel Penélope tejiendo y destejiendo y este “algo escrito” no existen diferencias, somos presos de un “algo” lingüístico creado por nuestros ancestros que nos aprisiona en la textualidad, en el habla, pero sobre todo, la tex-tua-li-dad (recurso aprendido de manuales cortazarianos). Pero, veamos, volvamos a este “algo” molesto.
Dime algo, puedes pensar en algo, quiero algo de vos, me gustaría algo dulce, quiero expresar algo pero no sé cómo, bueno, pero algo es algo, pienso en algo lindo, “algo habrán hecho” (jajaja, que malos esos dos de la TV, mirá con la ambigüedad que titularon un programa de historia…y sí, “algo” siempre debe haber acontecido para encontrar acciones posteriores, toda acción tiene su reacción....ja, por eso, la dialéctica es la teoría filosófica más genial, toda tesis (acción) tiene su antítesis (reacción), aunque claro, la teoría filosófica dialéctica materialista le da un movimiento espiralado que explica el por qué no somos solo causa - efecto, sino síntesis de múltiples determinaciones…bueno, sí, dialéctica y bifurcación…jaja, parece como un spot de mi blog), hay algo en todo esto que…, algo así, tal vez es por algo… Y podríamos seguir enumerando mil frases y utilizaciones de la palabra que nos convoca: “algo”.
Es un término-salvataje, nos libra de la bestialidad con la que nos topamos cuando nos hallamos confusos, indefinidos, cuando no sabemos cómo nombrar, “evocar” algo, otra vez, “algo, algo, algo…alguito”.
Fíjate -y fíjense- que todo este razonamiento surge al compás de la Sinfonía Número 9 en Re menor, op. 125, conocida más popularmente como “Oda a la Alegría” (último movimiento de la obra) que Beethoven musicalizó, sí, digo bien, musicalizó una idea que tomó de un largo poema, Oda a la libertad, que luego por censura será “Oda a la Alegría” de Friedrich Von Schiller, gran amigo de Goethe, sí, “el hombre yerra mientras tiene aspiraciones”
[1]
…pero ¿a que no sabés/n qué descubrí? Nuestra palabrita, si le damos un poco de lugar, merecido, a la imaginación, si la escribimos en un papel y ponemos frente al espejo, enlazando en la imagen la “l” minúscula con la “g”, también minúscula, dice, ta tan: “Oda”….fíjate -fíjense- bien, ¿o yo estoy ejerciendo la asociación libre un poco impudorosamente, no?…así que, qué puedo decir sobre esta disertación acerca del “algo”. Me vencí, caí rendida a sus pies, nuevamente, porque la muy prostituta nos salva, pero a mí me aprisionó en ¿qué hago con semejante sentimiento contenido en la inefable palabra “algo?....
Decir algo más que “algo”, again, algo está otra vez acá, entre nosotros. Esta palabra me acosa, me persigue, me perturba, me asfixia. Podría escribir, “la noche está estrellada” como al decir de “una canción desesperada” tejida por Pablo, pero llueve afuera…noche si, estrellas no, ausentes, así que en contexto con el clima, y en vistas de la “palabra algo -de destino fatal-”, me encuentro frente a la tremenda necesidad del tono de tragedia, lluvia que nos condiciona a la melancolía, nostalgia, o algo así, raro, sol=sonrisa, lluvia=lágrima, ¿¿verdad que si?? Ahí está, por eso me llamo lágrima, o ¿¿por eso me gusta la lluvia???... no importa en este momento…

He logrado algunas palabras, “algo” para enviarle, todos por allí son testigos de que me he esforzado…pero sigo acá, ya que estoy presa de esta palabra maldita, mientras afuera el mundo continua girando, sigo en esta parafernálica locura literaria encadenando términos, frases, ideas, resuena, “ta ta ta tá ta ta ta ta ta ta ta ta taaa tatán”… asocio, “Que je prends très souvent les faits pour des mensonge, et que, les yeux au ciel, je tombe dans des trous. Mais la Voix me console et dit: «garde des songes; les sages n’en ont pas d’aussi beaux que les fous! »
[2]

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[1] Goethe, J.W. Fausto.

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[2] “Muchas veces tomo los hechos por mentiras, y con los ojos puestos en el cielo me caigo en los pozos. Pero la Voz me consuela, diciendo: «Protege tus sueños, el prudente no los tiene tan bellos como el loco»”Baudelaire, Charles. “La voz” en “Las Flores del Mal”.

16 de septiembre de 2009 - “ a 33 años de la noche de los lápices”


Lagrima Luna
-de Argentina-